
Las carnes uruguayas: una experiencia única, también en las cocinas del mundo.
La búsqueda de la excelencia en la gastronomía gira en torno a la experiencia: un concepto que involucra nuestros sentidos, nuestra razón y nuestras emociones. Uruguay es el marco ideal para que los paladares se regocijen en unos pocos minutos y las carnes son protagonistas de este placer. Pero, ¿qué hay detrás de estos sabores tan genuinos?

Degustar la propuesta gastronómica de este rincón de América del Sur durante todo el año es una experiencia placentera. Esto es posible porque las mejores condiciones están dadas: un clima agradable, la vista descansada por paisajes amplios en las ciudades y en los campos y reconocidos chefs de la región creando ante tus ojos platos con los mejores productos naturales de este país, componen la escena perfecta para que transcurra uno de los actos más asistidos por los bon vivants, el deleite.
En Uruguay, la cocina sintetiza la historia de su gente, sus costumbres y las múltiples culturas que componen su esencia; una tradición que se proyecta con audacia sobre raíces sólidas en los mejores productos con que cuenta. Las carnes uruguayas son el centro de esta oferta y brillan por sobre cualquier otro plato. Detrás de esta propuesta diferencial, que posiciona al país entre los mayores y mejores productores del mundo, hay aspectos por comprender que permiten ampliar nociones a la hora de vivir la experiencia de comer carnes uruguayas.

Para empezar, existe una relación directa entre la calidad de las carnes que comemos y las pasturas que alimentan nuestro ganado. Uruguay se ubica en las pampas sudamericanas, en una de las regiones de pastizales templados más grandes del mundo y sobre una de las reservas de agua dulce más importante del planeta que da forma a una biodiversidad inigualable. En este marco, el rodeo uruguayo crece pastando al aire libre (grass-fed) durante las cuatro estaciones del año, un aspecto fundamental para preservar un ecosistema natural único. Uruguay cuenta con la tierra ideal para la cría de ganado.
Por otro lado, este contexto se complementa con una historia particular, cargada de sentido. Uruguay es tierra de familias con una larga tradición ganadera que encuentra sus orígenes en la introducción del ganado por la Corona Española en el siglo XVII, así como en las inversiones y el oficio que aportó la inmigración europea hacia fines del siglo XIX. Para comienzos del siglo XX, la incidencia de este conocimiento signó el carácter industrial de la ganadería: el aporte de capitales belgas primero e ingleses después, así como del conocimiento alemán —con el invento del extracto de carne que cambiaría el destino de las cocinas del mundo— revolucionaron la producción. Para la década de 1970, Uruguay era el primer país del mundo en contar con un sistema de registro nacional de ganado y, apenas comenzado el siglo XXI, la política de trazabilidad individual se tornó obligatoria para el rodeo vacuno en todo el territorio. En Uruguay, la innovación se ha hecho costumbre.

Pero existe un factor clave a considerar para vivir la experiencia de degustar las carnes de Uruguay y es conocer a su gente. Se trata de una nación que se ha caracterizado por la búsqueda y la conquista de libertades y derechos para quienes han hecho de este país un modelo en la región. Esto ha orientado su devenir y ha sido siempre una faceta fundamental de la cultura. Son innumerables los hitos que proyectan la identidad uruguaya y el desarrollo de una de las democracias plenas más sólidas del mundo. Un alto nivel educativo y un perfil sobrio, amable y noble caracterizan a una nación comprometida con el progreso y la convivencia pacífica. Uruguay es un país en donde la libertad no se sueña, se respira.
Así, al momento de enfrentarnos a un plato cargado de colores y texturas, mientras los aromas nos envuelven, estamos también en presencia de un largo camino: un recorrido que incluye a la geografía, la historia y el devenir de una sociedad que goza de una oferta gastronómica repleta de virtudes y posibilidades. Los sabores no son los mismos cuando comprendemos lo que hay detrás de ellos. Con el campo y las colinas, el sol y la arena, o bajo un cielo cargado de estrellas, degustar las carnes uruguayas será un momento único, también, si se comprende que hay un país detrás de esa experiencia.
